jueves, 18 de noviembre de 2010

NOE, VIVIENDO CONTRACORRIENTE



Génesis capítulos 6 y 7

Noé nos enseña y desafía a vivir contracorriente en una sociedad que edifica su cultura al margen de Dios.


SU HISTORIA

Como sucede con la mayoría de los personajes de la Biblia hay que entender el contexto social, cultural, político y económico en el que vivieron para poderlos entender a ellos. Cuando leemos el capítulo seis del libro de Génesis se nos indica el gran nivel de degradación al que había llegado la humanidad. Después de la rebelión de Adán y Eva, el pecado y sus consecuencias destructivas y degradantes no habían hecho sino crecer y crecer. Las cosas habían llegado hasta tal punto que nos dice el texto que al Señor le pesó haber creado a la humanidad.

Hay dos pasajes más en la Biblia donde se nos habla de la situación y el contexto en los días de Noé. El primero, lo encontramos en Mateo 24:38 y 39. El segundo, puede hallarse en la primera carta escrita por el apóstol Pedro, de forma concreta en los versículos 18 al 20 del capítulo 3. En estos dos pasajes no se enfatiza el grado de corrupción al que había llegado la sociedad, antes al contrario, se pone de manifiesto la naturalidad con que tal situación se vivía. Vivir de aquella forma se había convertido en algo habitual y normal.

Todos estos pasajes no nos indican que aquella gente se hubiera convertido en idólatra y estuviera adorando otros dioses. Simplemente se nos indica que toda una sociedad había tomado la decisión de vivir de espaldas a Dios, arriconándolo y no teniéndolo en cuenta para edificar su estilo de vida y su cultura. La maldad había llegado a institucionalizarse y vivir al margen del Señor, sus valores, prioridades y estilo de vida, se había convertido en algo característico de aquella sociedad. Dios no existe, y si existe, no queremos tenerlo en cuenta ni deseamos que tenga ninguna voz en la forma en que vivimos y nos desarrollamos. Es precisamente en este contexto donde le toca vivir a Noé.

Noé es descrito en la Biblia como una persona íntegra que tomó la decisión de obedecer a Dios en medio de un entorno hostil. Noé decidió vivir contracorriente y mantener su cosmovisión, sus valores, sus principios y prioridades que eran total y absolutamente contrarios de aquellos en medio de los que vivía.

Aquello debió de suponer un esfuerzo increíble para él considerando que nada en el entorno favorecía aquella decisión ni le proveía el más mínimo contexto de apoyo para mantenerse firme. Sin embargo, se mantuvo y supo vivir en aquel ambiente sin contaminarse ni perder su integridad Se nos dice de Noé lo mismo que se nos indica de Enoc, que caminó con Dios, y ya sabemos que eso implica conocimiento, confianza y obediencia.

Las presiones constantes que Noé sufría del medio en el que vivía sin duda aumentaron cuando recibió de Dios el encargo de construir el arca por medio de la cual se salvaría. Hebreos 11 nos indica que lo hizo como consecuencia de su fe, es decir, de su confianza en el Señor. Trabajo años y años en un proyecto simplemente porque Dios se lo indicó. No había ni evidencias ni precedentes que un diluvio fuera a tener lugar. Noé invirtió tiempo y recursos y, probablemente, la poca reputación que aún le quedaba entre sus contemporáneos, en la construcción del proyecto de Dios. Podemos imaginar las burlas, sarcasmos y sorpresa de su generación ante su estilo de vida y sus locos proyectos.

Pedro, en su segunda carta, capítulo 2, versículo 25, nos habla de otro aspecto del carácter de Noé, indica que fue un "pregonero" o "predicador" de justicia. ¿Qué significa esto? La tradición rabínica judía, es decir, la forma en que los judíos interpretan las Escrituras del Antiguo Testamento, indica que Noé fue una persona que exhortó y desafío a su generación.

Podemos intentar pensar cómo debió sentirse Noé en medio de su generación. Primero, al intentar mantener su fe, integridad y caminar con Dios en semejante ambiente hostil y careciendo de todo apoyo. Segundo, al ver la maldad y la degradación a la que habían llegado sus contemporáneos y cómo había decidido vivir volviéndole totalmente la espalda al Señor. Tercero, al ver el nulo eco que tuvo su mensaje para su generación que lo ignoró o incluso respondió con hostilidad. Noé, nadando contracorriente, se convierte en un testigo solitario para una generación indiferente y hostil.


SU HISTORIA Y NUESTRA HISTORIA

En muchos de nuestros contextos hay una claro paralelismo con los días de Noé. En muchos lugares de Europa la sociedad postmoderna edifica su cultura y civilización totalmente al margen, de espaldas y rechazando los valores, prioridades y principios bíblicos e incluso la misma presencia de Dios.

La sociedad postmoderna se está convirtiendo a pasos agigantados en una sociedad postcristiana. Hay un proceso acelerado de desacralización de la vida y de rechazo de Dios, no únicamente de la esfera pública, sino si fuera posible también de la privada.

Un reciente estudio sobre la religiosidad en España indicaba que la mejor definición del panorama espiritual de España sería la palabra indiferencia. El español, como muchos otros europeos, es indiferente hacia Dios. No le importa en absoluto su existencia ni considera que deba tener ninguna influencia sobre la forma en que organiza su proyecto vital. Si existe o no, es algo que le tiene sin cuidado. Toda su cultura y vida están articuladas sin que Dios deba formar parte de esa ecuación. Una sociedad que vive al margen de Dios y que además, no tiene ninguna preocupación por ello.

Ver la vida de Noé supone ya de por sí un reto para nosotros. Primero, un reto a vivir contracorriente en un entorno en que nuestra manera de ver el mundo y entender la vida choca abiertamente en muchos aspectos con la de nuestra generación. Mantener la integridad en un entorno hostil.

Segundo, la vida de Noé nos reta a no perder la sensibilidad y acostumbrarnos a la maldad, la injusticia, el dolor y el sufrimiento que nos rodea. Seamos conscientes, el mundo en el que vivimos no es normal. Muchas de las cosas a las que nos hemos habituado carecen de sentido y son abiertamente injustas.

Tercero, Noé, con su estilo de vida, nos desafía a ser testigos con nuestro estilo de vivir en medio de una generación despreocupada de Dios. Debemos mantener nuestro testimonio de que existe una alternativa, una manera diferente de vivir, una realidad alternativa. Debemos mantenerlo incluso cuando la respuesta es hostil y no vemos ningún fruto aparente.


¿QUÉ PASA CONTIGO?

1. ¿Cómo contrastan tus valores con los del entorno en que vives?

2. ¿Cómo responde la gente de tu contexto a tus valores, prioridades, estilo de vida? ¿Lo conocen?

3. ¿Tiene sentido se un testigo en un contexto que carece de interés por Dios? ¿Por qué si o por qué no?

4. ¿En qué áreas, ante la presión del entorno, te resulta más difícil mantener tu integridad?

miércoles, 17 de noviembre de 2010

ENOC Y LA ESQUIZOFRENIA ESPIRITUAL



Génesis capítulo 5

La vida de Enoc nos habla de una vida carente de la esquizofrenia espiritual que caracteriza a la sociedad postmoderna. La dimensión pública y privada de la fe estaban integradas.


SU HISTORIA

Enoc aparece de forma breve y rápida en la Biblia. La primera noticia que tenemos de él se encuentra en el libro de Génesis, justo al principio de las Escrituras. La segunda noticia, no más extensa, la podemos hallar en el libro de Hebreos, en la gloriosa lista de los héroes de la fe.

El capítulo cinco de Génesis es uno de esos capítulos de la Palabra de Dios que podríamos llamar "aburridos". Cualquiera que se proponga hacer un estudio sistemático de la Biblia llega a capítulos como este, las genealogías. Listas y más listas de nombres mencionando los ancestros y los descendientes. Las encontramos en varios lugares de la Biblia y uno de ellos, aunque no el único es este capítulo de Génesis. Aquí se mencionan listas de personas indicando de quién eran hijos y el número de años que vivieron, no se hace ninguna mención ni a su biografía, ni mucho menos al tipo de relación, si es que tuvieron alguna, que desarrollaron con Dios.

En medio de todos estos personajes aparece Enoc. Sólo es mencionado en dos versículos y se nos dice que caminó con Dios. De hecho, se indica este dato en dos ocasiones, lo cual, para un pasaje tan corto, tanta redundancia quiere claramente indicar que se trata de algo importante y significativo de esta persona.

En la Biblia, salvo que el contexto del pasaje indique lo contrario, caminar es una analogía de la vida cotidiana, del diario vivir, del estilo de vida de cada día. Caminar con Dios sería, por tanto, el tenerlo integrado en nuestra cotidianeidad, en nuestro estilo de vida. Tendría que ver con quién somos y cómo vivimos.

Esto comienza a señalarnos qué tipo de persona era Enoc, nos encontramos con alguien que tenía una relación con Dios, una experiencia espiritual, no fragmentada sino integrada en su forma de ser y vivir. Su experiencia religiosa no estaba reservada o confinada a ciertos lugares, ciertas experiencias, ciertos tiempos o áreas de su vida.

No existía un divorcio entre su vida privada y su vida pública. Su espiritualidad no estaba confinada o reservada única y exclusivamente al ámbito privado, se expresaba también en su dimensión pública como persona. No había esquizofrenia espiritual, tampoco disociación entro lo privado y lo público, por eso se menciona de Enoc que caminó con Dios.

La siguiente referencia Enoc la encontramos en el libro de Hebreos, en el capítulo 11 y en los versículos 5 y 6. Se nos dice que la forma de vivir de Enoc, su caminar con Dios, su vida integrada y no disociada, agradó al Señor. Tanto le agradó que nos indica la Biblia que fue arrebatado hasta el mismo cielo siendo, junto con el profeta Elías, las únicas dos personas, de las que tengamos conocimiento que nunca han experimentado la muerte.

Este breve pasaje del libro de Hebreos también nos da un nuevo dato interesante acerca de la vida de Enoc, se nos dice que era un hombre de fe. En la Biblia, la fe es un sinónimo de confianza. Por tanto, se nos indica que Enoc era una persona que confiaba en el Señor. Es imposible confiar en alguien a quien no conocemos. No tiene sentido ni lógica depositar nuestra confianza en alguien que no nos ha dado muestras ni pruebas de confiabilidad. Consecuentemente, para confiar en Dios hay que conocerlo. Para concerlo, hay que pasar tiempo con Él, entendiendo su mente, sus intenciones, sus propósitos, sus deseos, su visión hacia nosotros. Tiene sentido en la vida de Enoc, conocía a Dios, confiaba en Él y esta confianza estaba integrada en todas y cada una de las áreas de su vida.


SU HISTORIA Y NUESTRA HISTORIA

Una de las presiones más fuertes de las sociedades postmodernas, y que además está en constante incremento, es la de reducir todo tipo de creencias y convicciones religiosas al ámbito estricto de la privacidad de la persona. Puedes creer en aquello que desees, por algo vivimos en una sociedad plural, relativista, tolerante y democrática. Ahora bien, se espera y se exige que esas creencias queden limitadas al ámbito de la vida privada de la persona y no tengan ninguna expresión pública ni interfieran o se proyecten en esa dimensión.

¿Qué significa en la práctica? Sencillamente, que tu fe ha de quedar restringida a tu privacidad y no debe, de ninguna manera, proyectarse o teñir tus actividades políticas, sociales, culturales, económicas, laborales, artística o de cualquier otro tipo, ya que estas pertenecen al ámbito o dimensión pública. Por tanto, esto te puede llevar a vivir de forma esquizofrénica tu experiencia como cristiano ya que debes disociarla o divorciarla de tu experiencia como profesional en cualquier ámbito que ejerzas tu profesión. Han habido destacados políticos en Europa occidental y los Estados Unidos que han sido cuestionados o incluso vetados debido a sus creencias religiosas. Sus oponentes consideraban que estas les incapacitaban para poder ejercer cargos públicos ya que temían que sus valores pudieran teñir su actuación política.

Las implicaciones son claras y evidentes. Mejor será que vivas tu fe en el estricto ámbito privado y nadie tenga la más mínima noción de qué crees y en qué crees. Debido a esta presión, poco a poco podemos irnos domesticando a nosotros mismos y vivir de forma esquizofrénica. La palabra esquizofrenia, de origen griego, significa mente dividida. Podemos tener, no únicamente nuestra mente, sino también nuestro estilo de vida, dividido, operando de lunes a viernes con unos valores y prioridades y sábado y domingo con otros diferentes. Nuestra vida se va fragmentando y aprendemos y nos acostumbramos a que una cosa es la vida "real" en la que se opera de una manera, y otra la vida "espiritual" en la que se opera de forma diferente. Vamos cambiando de una a otra según las circunstancias, la realidad y el entorno lo exijan.

El reto de Enoc para nosotros es un llamado a vivir vidas integradas, es decir, a caminar con Dios, a hacer de la presencia, la relación con Dios y la espiritualidad un estilo de vida diario y cotidiano. El reto que nos plantea Enoc es a cubrir la brecha entre lo público y lo privado e impedir que esta vaya aumentando y con ella la esquizofrenia espiritual.


¿QUÉ PASA CONTIGO?

1. Analiza por un momento tu vida ¿Qué la caracteriza, la integridad o la esquizofrenia espiritual?

2. ¿Cómo se proyecta tu espiritualidad en tu dimensión pública? ¿Cómo afecta tu espiritualidad a la forma en que vives de lunes a viernes?

3. ¿Qué puedes hacer para integrar más tu espiritualidad en tu estilo de vida cotidiano?

jueves, 4 de noviembre de 2010

CAÍN PADRE DEL CAINISMO


Génesis capítulo 4

Cuando es confrontado por Dios Caín se muestra totalmente indiferente ante la suerte de su hermano. El cainismo consiste en la falta de preocupación por las necesidades de otros seres humanos.


SU HISTORIA

Una de las dramáticas consecuencias de la desobediencia de Adán y Eva fue una ruptura en las relaciones interpersonales. En Génesis 3 vimos que cuando son confrontados por Dios, Adán no tiene la más mínima objeción en culpar a Eva y de este modo salvar su miserable pellejo. Las relaciones interpersonales después de "la caída" ya nunca volverán a ser como antes. El ser humano sucumbió ante la tentación de ser igual a Dios y, no puede haber dos dioses en el mismo universo, el yo y el prójimo.

Desde entonces los seres humanos vivimos enfrentados y enemistados. El prójimo ha dejado de ser mi compañero de viaje y, a menudo, se convierte en mi enemigo, el causante de buena parte de mis problemas y sufrimientos. Unos seres humanos oprimen a otros en función de diferencias sociales, económicas, culturales, raciales, religiosas, políticas, sexuales o de cualquier otra índole. No tenemos inconveniente en causar sufrimiento a otros cuando estos se oponen a nuestros planes, propósitos e intereses.

Esta ruptura en las relaciones interpersonales no perdona ni siquiera los lazos, vínculos y ámbitos familiares. Es un hecho documentado que la mayoría de los abusos físicos, sexuales y emocionales hacia niños se dan en el ámbito de la familia. El lugar que debería proveer protección se convierte en fuente de opresión y dolor. Todos sabemos cuan difíciles son las relaciones con nuestros seres más cercanos y queridos, padres, hermanos, hijos, primos y un largo etcétera.

En el caso de Caín esta ruptura se manifiesta de una forma brutal y asesina. Caín mató a su hermano Abel de forma premeditada y alevosa. El texto indica que todo fue producto de los celos, la ira y la envidia que sintió cuando su ofrenda fue rechazada y la de su hermano aceptada por Dios. Había un problema de forma -lo que ofrecieron ambos hermanos- y de fondo -las motivaciones con que lo hicieron-. Sin embargo, Caín no pudo, supo o quiso digerir aquella situación. Le provocó todo un torrente de sentimientos y actitudes negativas hacia Abel que desembocaron en su asesinato.

Dios consideró a Caín responsable de la suerte de su hermano y, por eso, lo confrontó abiertamente al respecto preguntándole por Abel. La respuesta de Caín, ¿Acaso es mi obligación cuidar de mi hermano? describe lo que podríamos llamar "el síndrome de Caín" que consiste en eludir nuestra responsabilidad ante nuestro prójimo y sentirnos indiferentes ante sus necesidades, su suerte o su situación.

En eso consiste el "cainismo" una falta de interés y preocupación por la suerte, la situación y las necesidades de otros seres humanos. Las vemos, si. Las reconocemos, somos conscientes, sin embargo, no consideramos que sea nuestra responsabilidad hacer nada al respecto. Algún otro será responsable, el gobierno, las organizaciones no gubernamentales, las entidades sociales. Alguien pero no nosotros.

El "cainismo" causa o efecto del vivir centrados en nosotros mismos. Mirar nuestro propio ombligo y cultivar hasta la saciedad el enfermizo arte de atender todas nuestras necesidades, haciendo que hasta las más pequeñas se magnifiquen mientras las más graves y urgentes de los demás se minimicen o simplemente se diluyan sin que lleguen a afectarnos.

El "cainismo" que, no únicamente nos hace insensible a las necesidades de nuestro prójimo lejano, sino incluso a las de aquellos más cercanos a nosotros, aquellos con los que estamos unidos por vínculos de sangre o espirituales. El "cainismo" consigue que miremos y no veamos. Oigamos pero no escuchemos. Nos blinda ante el dolor, el sufrimiento y las necesidades ajenas. Sin embargo, Dios nos llamará a cuentas como llamó a Caín y nos pedirá responsabilidades por la suerte de nuestro prójimo, nuestro hermano.


SU HISTORIA Y NUESTRA HISTORIA

El "cainismo" se ha instalado firmemente en la vida postmoderna y se ha convertido en una de las características más prominentes de la misma. La vida en nuestras sociedades es muy compleja y tiene muchas demandas. Estas, no paran de crecer haciendo que las presiones, tensiones y complejidades de la vida aumente de forma constante. Cuanto más compleja es la vida que llevamos, más presiones hemos de soportar. Además, la vida tiene una tendencia natural a complicarse y nunca a simplificarse.

Sumemos a esta complejidad y presiones crecientes el tema del hedonismo. Este es otro de los rasgos definitorios del mundo en que nos ha tocado vivir. Nos lleva de una forma radical a la búsqueda de todo tipo de placer o, si no es posible obtenerlo, evitar todo tipo de dolor, sea este físico, emocional, intelectual o espiritual.

Cuando sumamos complejidad y hedonismo tenemos la fórmula para vivir centrados en nosotros mismos. Nuestros problemas, nuestras necesidades, nuestro desarrollo personal, nuestra auto-realización acaparan prácticamente todas nuestras energías y, consecuentemente, dejan poco espacio para pensar y, menos para hacernos cargo, de las necesidades de otros.

Creo que podemos vernos reflejados en la historia de Caín. Pienso que nuestra tendencia natural es a replegarnos en nosotros mismos. Pienso que aún tenemos un alto grado de sensibilidad que nos permite ver que vivimos en un mundo necesitado y que el dolor, el sufrimiento y la miseria nos rodean por todas partes. Pienso, sin embargo, que la pereza, la falta de fuerzas, la tentación de huir de la responsabilidad es muy grande.

Caín puede representar para nosotros una llamada de atención. Caín nos recuerda que Dios nos considera responsables de la suerte de nuestros hermanos, nos considera guardianes del mismo y, por lo tanto, nos pedirá cuentas de qué hemos hecho con nuestra responsabilidad, cómo hemos actuado. Frente al "cainismo" el Señor nos invita a vivir una vida de sensibilidad, solidaridad, compasión y entrega sacrificial al prójimo y sus necesidades.


¿QUÉ PASA CONTIGO?

1. ¿Qué evidencias hay en tu vida que muestren que tal vez estés infectado con el síndrome de Caín?

2. ¿Qué te impide hacerte cargo de las necesidades de tu hermano?

3. ¿Qué relación puede haber entre la entrega a las necesidades de otros y la solución de mis propias necesidades?

4. ¿Qué le argumentarás a Dios cuando te pregunte acerca de tu hermano?

martes, 2 de noviembre de 2010

CAÍN Y LA RABIA


GÉNESIS CAPÍTULO 4

Nuestra estructura personal y el entorno en que vivimos pueden llevarnos a situaciones de gran vulnerabilidad con respecto al pecado. Podemos aprender observando a Caín.


SU HISTORIA

Este capítulo de Génesis narra una historia de enemistad que acabó con el asesinato de un hermano perpretrado contra otro, sangre contra sangre. La espiral de ruptura en las relaciones interpersonales que comenzó con el enfrentamiento entre Adán y Eva después de su rebelión contra Dios se extiende y profundiza. En Génesis 3 vimos esposo contra esposa, aquí vemos hermano contra hermano. Es difícil no percibir cómo el pecado rompe nuestras relaciones con otros seres humanos.

Es plausible pensar que la enemistad entre los dos hermanos sufrió un proceso creciente. No es una barbaridad pensar que entre ellos debieron darse diferentes situaciones, circunstancias y episodios que fueron alimentado esta creciente actitud negativa de Caín respecto a su hermano Abel. El capítulo 4 de Génesis nos narra una de ellas que, si aceptamos la primesa anterior, se debió de sumar a muchas otras para desembocar en las fatales consecuencias que se describen en el texto, la trágica muerte de Abel.

Leemos que ambos hermanos ofrecieron a Dios ofrendas libres y voluntarias. El texto, sin embargo, nos indica que la ofrenda de Abel fue mejor recibida que la de su hermano Caín. Aquel, ofreció de lo mejor de sus ganados. Este, ofrecio del fruto de la tierra, sin ninguna mención cualitativa a su ofrenda.

La Biblia nos indica que Dios no miró con agrado ni a Caín ni a su ofrenda. Vale la pena detenerse en este matiz. Con el mismo se indica que no era únicamente una cuestión exterior, es decir, el tipo de ofrenda que presentó Caín, sino también interior, tenía que ver con las motivaciones y las actitudes con que la misma era presentada. Vamos, que a Dios no le interesa únicamente lo que hacemos y su calidad, que le importa, sino también la motivación y actitud que hay detrás de todo ello.

Caín no se tomó nada bien la reacción de Dios con respecto a su ofrenda. En "Dios habla hoy", la versión de la Biblia en lenguaje actual, se nos dice que Caín, "se enojó muchísimo y puso muy mala cara". El texto hebreo, cuando habla de la irritación que sentía nuestro personaje, dice literalmente, "se quemaba enormemente por dentro". Es una buena manera de describir la ira, una especie de incendio emocional interno. Si observamos más de cerca la reacción de Caín vemos que todo el episodio no le produjo ni depresión ni desánimo, antes al contrario, una gran rabia. Ni por un momento se paró, pensó y evaluó su conducta y de dónde podía proceder ese rechazo de parte de Dios. Desarrollo y alimentó la rabia. Poner mala cara nos habla de la amargura que produjo en Caín la reacción del Señor ante su ofrenda.

En resumidas cuentas, el rechazo que experimentó de parte de Dios Caín lo canalizó hacia su hermano Abel. En su interior se produjo una erupción de ideas, sentimientos, actitudes y emociones negativas hacia su hermano. Uno puede pensar que la mente de Caín debía de ser una auténtico huracán emocional, la palabra torbellino sería insuficiente para describir su estado interior.

En el versículo 6 se produce un diálogo entre el Señor y Caín. Dios le advierte que se estaba colocando en una situación de vulnerabilidad con respecto al pecado y que este podría tomar ventaja de la misma para dominarlo. Caín es advertido de esta posibilidad y de su responsabilidad de evitar que sucede. Debe evitarlo porque está en su mano hacerlo.

Si Caín continuaba cultivando sus sentimientos negativos hacia Abel y no hacía nada para manejarlos y confrontaros, estos acabarían dominándolo, controlándolo y dictaminando cuál sería su conducta posterior. Cuando uno piensa en la advertencia de Dios es fácil traer a la mente las palabras que Santiago escribió al respecto: "...cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engrendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz a la muerte". (Santiago 1:14-15)

Y así fue en la historia de Caín. No pudo dominar su pecado y este le dominó a él. Se colocó en una situación de vulnerabilidad, no supo manejar y canalizar sus emociones y estas se desbordaron de forma destructiva y asesina.


SU HISTORIA Y NUESTRA HISTORIA

La historia de Caín se relaciona con la nuestra porque evoca nuestra vulnerabilidad hacia el pecado. Todos podemos vernos en situaciones que, de no manejarlas adecuadamente, pueden llevarnos a vernos controlados y dominados por el pecado y producir en nosotros la muerte. No la muerte en el sentido de que vayamos a asesinar a alguien, que podría darse, sino más bien en el sentido que el pecado lo único que produce es destrucción, corrupción, desintegración y ruptura.

El mundo postmoderno en que nos ha tocado vivir se caracteriza, entre muchas otras cosas, por una constante decadencia y destrucción de los valores de la cultura judeo-cristiana. Estos valores, que en el pasado constituían el sustento moral de nuestra sociedad, han sido sustituidos por una liberalidad creciente.

Unida a esta erosión de los valores encontramos una creciente presión de los medios de comunicación masiva que de forma constante están bombardeando nuestros sentidos y apelando a nuestros deseos y transmitiendo la idea de que cualquier tipo de control equivale a represión y, por tanto, incluso es emocionalmente dañino.

Unamos a todo lo anterior nuestra estructura personal única y singular que hace que cada uno de nosotros tengamos diferentes sensibilidades y niveles de vulnerabilidad con respecto al pecado. Dicho de otro modo, lo que crea vulnerabilidad en mi vida, dada mi estructura personal, puede no ser un problema en absoluto para otra persona. Estos niveles personales de vulnerabilidad pueden verse acentuados o suavizados por el entorno en que vivimos.

Uno tiene que ser muy consciente de sus áreas y niveles de vulnerabilidad porque el pecado siempre está al acecho para controlarnos y tomar ventaja sobre nosotros. Es por eso que la Biblia nos advierte sobre la importancia de no dar lugar al diablo y también nos advierte por medio del apóstol Pedro que el diablo ronda como león rugiente, buscando a quien devorar. La verdad, no suena muy diferente de la advertencia que Dios le dio a Caín.

Tenemos un buen reto por delante. Se trata de trabajar a fin de neutralizar la influencia del pecado en sus primeros estadios o manifestaciones, resistirla y no permitir que prevalezca sobre nosotros para que no nos controle y domine. Se trata de conocernos a nosotros mismos para asegurarnos qué situaciones nos colocan en una posición de vulnerabilidad y tratar, a todo precio, de evitarlas.

Miles de años nos separan de Caín, pero el problema humano sigue siendo el mismo.


¿QUÉ PASA CONTIGO?

1. ¿Cuáles son las áreas de vulnerabilidad en tu vida?

2. ¿Cuáles están relacionadas con tu propia estructura personal y cuáles con el ambiente en que vives?

3. ¿Qué puedes hacer para neutralizar y manejar unas y otras? ¿Quién podría ayudarte?