
Génesis capítulo 4
Cuando es confrontado por Dios Caín se muestra totalmente indiferente ante la suerte de su hermano. El cainismo consiste en la falta de preocupación por las necesidades de otros seres humanos.
SU HISTORIA
Cuando es confrontado por Dios Caín se muestra totalmente indiferente ante la suerte de su hermano. El cainismo consiste en la falta de preocupación por las necesidades de otros seres humanos.
SU HISTORIA
Una de las dramáticas consecuencias de la desobediencia de Adán y Eva fue una ruptura en las relaciones interpersonales. En Génesis 3 vimos que cuando son confrontados por Dios, Adán no tiene la más mínima objeción en culpar a Eva y de este modo salvar su miserable pellejo. Las relaciones interpersonales después de "la caída" ya nunca volverán a ser como antes. El ser humano sucumbió ante la tentación de ser igual a Dios y, no puede haber dos dioses en el mismo universo, el yo y el prójimo.
Desde entonces los seres humanos vivimos enfrentados y enemistados. El prójimo ha dejado de ser mi compañero de viaje y, a menudo, se convierte en mi enemigo, el causante de buena parte de mis problemas y sufrimientos. Unos seres humanos oprimen a otros en función de diferencias sociales, económicas, culturales, raciales, religiosas, políticas, sexuales o de cualquier otra índole. No tenemos inconveniente en causar sufrimiento a otros cuando estos se oponen a nuestros planes, propósitos e intereses.
Esta ruptura en las relaciones interpersonales no perdona ni siquiera los lazos, vínculos y ámbitos familiares. Es un hecho documentado que la mayoría de los abusos físicos, sexuales y emocionales hacia niños se dan en el ámbito de la familia. El lugar que debería proveer protección se convierte en fuente de opresión y dolor. Todos sabemos cuan difíciles son las relaciones con nuestros seres más cercanos y queridos, padres, hermanos, hijos, primos y un largo etcétera.
En el caso de Caín esta ruptura se manifiesta de una forma brutal y asesina. Caín mató a su hermano Abel de forma premeditada y alevosa. El texto indica que todo fue producto de los celos, la ira y la envidia que sintió cuando su ofrenda fue rechazada y la de su hermano aceptada por Dios. Había un problema de forma -lo que ofrecieron ambos hermanos- y de fondo -las motivaciones con que lo hicieron-. Sin embargo, Caín no pudo, supo o quiso digerir aquella situación. Le provocó todo un torrente de sentimientos y actitudes negativas hacia Abel que desembocaron en su asesinato.
Dios consideró a Caín responsable de la suerte de su hermano y, por eso, lo confrontó abiertamente al respecto preguntándole por Abel. La respuesta de Caín, ¿Acaso es mi obligación cuidar de mi hermano? describe lo que podríamos llamar "el síndrome de Caín" que consiste en eludir nuestra responsabilidad ante nuestro prójimo y sentirnos indiferentes ante sus necesidades, su suerte o su situación.
En eso consiste el "cainismo" una falta de interés y preocupación por la suerte, la situación y las necesidades de otros seres humanos. Las vemos, si. Las reconocemos, somos conscientes, sin embargo, no consideramos que sea nuestra responsabilidad hacer nada al respecto. Algún otro será responsable, el gobierno, las organizaciones no gubernamentales, las entidades sociales. Alguien pero no nosotros.
El "cainismo" causa o efecto del vivir centrados en nosotros mismos. Mirar nuestro propio ombligo y cultivar hasta la saciedad el enfermizo arte de atender todas nuestras necesidades, haciendo que hasta las más pequeñas se magnifiquen mientras las más graves y urgentes de los demás se minimicen o simplemente se diluyan sin que lleguen a afectarnos.
El "cainismo" que, no únicamente nos hace insensible a las necesidades de nuestro prójimo lejano, sino incluso a las de aquellos más cercanos a nosotros, aquellos con los que estamos unidos por vínculos de sangre o espirituales. El "cainismo" consigue que miremos y no veamos. Oigamos pero no escuchemos. Nos blinda ante el dolor, el sufrimiento y las necesidades ajenas. Sin embargo, Dios nos llamará a cuentas como llamó a Caín y nos pedirá responsabilidades por la suerte de nuestro prójimo, nuestro hermano.
SU HISTORIA Y NUESTRA HISTORIA
Desde entonces los seres humanos vivimos enfrentados y enemistados. El prójimo ha dejado de ser mi compañero de viaje y, a menudo, se convierte en mi enemigo, el causante de buena parte de mis problemas y sufrimientos. Unos seres humanos oprimen a otros en función de diferencias sociales, económicas, culturales, raciales, religiosas, políticas, sexuales o de cualquier otra índole. No tenemos inconveniente en causar sufrimiento a otros cuando estos se oponen a nuestros planes, propósitos e intereses.
Esta ruptura en las relaciones interpersonales no perdona ni siquiera los lazos, vínculos y ámbitos familiares. Es un hecho documentado que la mayoría de los abusos físicos, sexuales y emocionales hacia niños se dan en el ámbito de la familia. El lugar que debería proveer protección se convierte en fuente de opresión y dolor. Todos sabemos cuan difíciles son las relaciones con nuestros seres más cercanos y queridos, padres, hermanos, hijos, primos y un largo etcétera.
En el caso de Caín esta ruptura se manifiesta de una forma brutal y asesina. Caín mató a su hermano Abel de forma premeditada y alevosa. El texto indica que todo fue producto de los celos, la ira y la envidia que sintió cuando su ofrenda fue rechazada y la de su hermano aceptada por Dios. Había un problema de forma -lo que ofrecieron ambos hermanos- y de fondo -las motivaciones con que lo hicieron-. Sin embargo, Caín no pudo, supo o quiso digerir aquella situación. Le provocó todo un torrente de sentimientos y actitudes negativas hacia Abel que desembocaron en su asesinato.
Dios consideró a Caín responsable de la suerte de su hermano y, por eso, lo confrontó abiertamente al respecto preguntándole por Abel. La respuesta de Caín, ¿Acaso es mi obligación cuidar de mi hermano? describe lo que podríamos llamar "el síndrome de Caín" que consiste en eludir nuestra responsabilidad ante nuestro prójimo y sentirnos indiferentes ante sus necesidades, su suerte o su situación.
En eso consiste el "cainismo" una falta de interés y preocupación por la suerte, la situación y las necesidades de otros seres humanos. Las vemos, si. Las reconocemos, somos conscientes, sin embargo, no consideramos que sea nuestra responsabilidad hacer nada al respecto. Algún otro será responsable, el gobierno, las organizaciones no gubernamentales, las entidades sociales. Alguien pero no nosotros.
El "cainismo" causa o efecto del vivir centrados en nosotros mismos. Mirar nuestro propio ombligo y cultivar hasta la saciedad el enfermizo arte de atender todas nuestras necesidades, haciendo que hasta las más pequeñas se magnifiquen mientras las más graves y urgentes de los demás se minimicen o simplemente se diluyan sin que lleguen a afectarnos.
El "cainismo" que, no únicamente nos hace insensible a las necesidades de nuestro prójimo lejano, sino incluso a las de aquellos más cercanos a nosotros, aquellos con los que estamos unidos por vínculos de sangre o espirituales. El "cainismo" consigue que miremos y no veamos. Oigamos pero no escuchemos. Nos blinda ante el dolor, el sufrimiento y las necesidades ajenas. Sin embargo, Dios nos llamará a cuentas como llamó a Caín y nos pedirá responsabilidades por la suerte de nuestro prójimo, nuestro hermano.
SU HISTORIA Y NUESTRA HISTORIA
El "cainismo" se ha instalado firmemente en la vida postmoderna y se ha convertido en una de las características más prominentes de la misma. La vida en nuestras sociedades es muy compleja y tiene muchas demandas. Estas, no paran de crecer haciendo que las presiones, tensiones y complejidades de la vida aumente de forma constante. Cuanto más compleja es la vida que llevamos, más presiones hemos de soportar. Además, la vida tiene una tendencia natural a complicarse y nunca a simplificarse.
Sumemos a esta complejidad y presiones crecientes el tema del hedonismo. Este es otro de los rasgos definitorios del mundo en que nos ha tocado vivir. Nos lleva de una forma radical a la búsqueda de todo tipo de placer o, si no es posible obtenerlo, evitar todo tipo de dolor, sea este físico, emocional, intelectual o espiritual.
Cuando sumamos complejidad y hedonismo tenemos la fórmula para vivir centrados en nosotros mismos. Nuestros problemas, nuestras necesidades, nuestro desarrollo personal, nuestra auto-realización acaparan prácticamente todas nuestras energías y, consecuentemente, dejan poco espacio para pensar y, menos para hacernos cargo, de las necesidades de otros.
Creo que podemos vernos reflejados en la historia de Caín. Pienso que nuestra tendencia natural es a replegarnos en nosotros mismos. Pienso que aún tenemos un alto grado de sensibilidad que nos permite ver que vivimos en un mundo necesitado y que el dolor, el sufrimiento y la miseria nos rodean por todas partes. Pienso, sin embargo, que la pereza, la falta de fuerzas, la tentación de huir de la responsabilidad es muy grande.
Caín puede representar para nosotros una llamada de atención. Caín nos recuerda que Dios nos considera responsables de la suerte de nuestros hermanos, nos considera guardianes del mismo y, por lo tanto, nos pedirá cuentas de qué hemos hecho con nuestra responsabilidad, cómo hemos actuado. Frente al "cainismo" el Señor nos invita a vivir una vida de sensibilidad, solidaridad, compasión y entrega sacrificial al prójimo y sus necesidades.
¿QUÉ PASA CONTIGO?
Sumemos a esta complejidad y presiones crecientes el tema del hedonismo. Este es otro de los rasgos definitorios del mundo en que nos ha tocado vivir. Nos lleva de una forma radical a la búsqueda de todo tipo de placer o, si no es posible obtenerlo, evitar todo tipo de dolor, sea este físico, emocional, intelectual o espiritual.
Cuando sumamos complejidad y hedonismo tenemos la fórmula para vivir centrados en nosotros mismos. Nuestros problemas, nuestras necesidades, nuestro desarrollo personal, nuestra auto-realización acaparan prácticamente todas nuestras energías y, consecuentemente, dejan poco espacio para pensar y, menos para hacernos cargo, de las necesidades de otros.
Creo que podemos vernos reflejados en la historia de Caín. Pienso que nuestra tendencia natural es a replegarnos en nosotros mismos. Pienso que aún tenemos un alto grado de sensibilidad que nos permite ver que vivimos en un mundo necesitado y que el dolor, el sufrimiento y la miseria nos rodean por todas partes. Pienso, sin embargo, que la pereza, la falta de fuerzas, la tentación de huir de la responsabilidad es muy grande.
Caín puede representar para nosotros una llamada de atención. Caín nos recuerda que Dios nos considera responsables de la suerte de nuestros hermanos, nos considera guardianes del mismo y, por lo tanto, nos pedirá cuentas de qué hemos hecho con nuestra responsabilidad, cómo hemos actuado. Frente al "cainismo" el Señor nos invita a vivir una vida de sensibilidad, solidaridad, compasión y entrega sacrificial al prójimo y sus necesidades.
¿QUÉ PASA CONTIGO?
1. ¿Qué evidencias hay en tu vida que muestren que tal vez estés infectado con el síndrome de Caín?
2. ¿Qué te impide hacerte cargo de las necesidades de tu hermano?
3. ¿Qué relación puede haber entre la entrega a las necesidades de otros y la solución de mis propias necesidades?
4. ¿Qué le argumentarás a Dios cuando te pregunte acerca de tu hermano?
2. ¿Qué te impide hacerte cargo de las necesidades de tu hermano?
3. ¿Qué relación puede haber entre la entrega a las necesidades de otros y la solución de mis propias necesidades?
4. ¿Qué le argumentarás a Dios cuando te pregunte acerca de tu hermano?
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